Este es el cuento de los Tres Cerditos, tres hermanos de los cuales dos fueron poco ingeniosos y el tercero fue ingeniero.

En esta fábula, el lobo amenaza con derribar sus casitas soplando con la fuerza de un huracán.

Para demostrar la fuerza que puede desarrollar un huracán, y comprobar los efectos que puede tener sobre una casa normal y una reforzada, un grupo de ingenieros realizaron una prueba.

Utilizaron más de cien ventiladores gigantes que generaron un viento de hasta 150Km/h.

Durante más de 10 minutos ambas casas permanecieron en pie.

En la prueba siguiente, los ingenieros decidieron abrir la puerta frontal de las dos casas y aquí es cuando la casa convencional salió volando.

La explicación viene dada por el Principio de Bernoulli, cuando un fluido como es el aire, se mueve a gran velocidad, disminuye su presión.

Al soplar el viento por encima del tejado, la presión es más grande en el interior de la casa que en el exterior, con lo que el tejado tiende a levantarse, si esto llegara a suceder, el aire penetrará tanto por la parte superior del tejado como por la inferior, por lo que ambas presiones se igualarán y el tejado se vendrá abajo por su propio peso. El viento penetrará en el interior de la casa y la destrozará.

Cuando se abre una puerta entrará todavía más viento en la casa, con lo que el efecto final será el mismo, pero en menos tiempo.

Ocurre lo mismo que cuando los chapistas nos pintan el coche con aerógrafos. El aerógrafo suelta un chorro de aire de gran velocidad que pasa por un tubo cuyo extremo inferior está sumergido en un tarro de pintura, como estaría una chimenea con una abertura dentro de la vivienda y la otra sobre el techo.

La diferencia de presión entre el interior y el exterior hace que la pintura ascienda y al alcanzar la corriente de aire, es arrastrada y pulverizada por éste.